De visita por Santiago de Chile y alrededores

Para todos aquellos que me siguen en las redes sociales, saben que la hace unas semanas atrás tuve la oportunidad de estar 5 días en la ciudad de Santiago de Chile. A pesar de las cosas que están sucediendo en todo Chile, junto con mi mamá y mi hermano nos aventuramos a viajar al país vecino. Este viaje lo empezamos a planear hace unos tres meses atrás. Cuando mi hermano me dijo que tenía millas suficientes para poder viajar a un lugar cercano y tuvimos la super suerte (será suerte?) de que canjear vuelos a Chile nos salió tan solo 9,000 millas a cada uno.

Salimos de Lima un domingo a las 9:44 a.m. a través de la aerolínea LATAM. Nuestra primera y única escala iba a ser en el Aeropuerto de Calama, en Chile. De acuerdo a nuestros tickets de abordaje, la escala iba a durar casi 3 horas, así que pensé que nos iba a sobrar un montón de tiempo para buscar algún restaurante dentro de aeropuerto donde podríamos almorzar, pero NO, eso no se pudo.

Resulta que, como Calama es considerado un puerto de entrada al país, donde no solo pasas migraciones y aduanas, sino que además, revisión de maletas de todos los que ingresan al país es obligatoria y ¿qué creen? ES MANUAL. Sin considerar que el aeropuerto es tan pequeño que solo tienen 2 módulos de migraciones, por lo que tranquilamente demorarás un total de 2 horas a 2h30m ahí. Así que, CONSEJO: si están pensando volar a Chile y su itinerario de vuelos indica que van a hacer escala en Calama, no lo compren a menos de que la escala diga que es más de 4 horas, sino, las probabilidades de que pierdan el vuelo es de más del 50%. Con mi mamá y mi hermano logramos abordar el avión de conexión unos 20 minutos antes de que despegue, luego de haber pasado migraciones, aduanas, luego la dejada de maletas nuevamente en el counter de LATAM para después volver a pasar control y luego al Gate. De verdad, fue un loquerío.

Llegamos a Santiago de Chile un domingo por la tarde (ojo, consideremos que durante nuestra estadía, en la ciudad empezaba a anochecer a partir de las 8:30 p.m.) y tuvimos la suerte de que la persona que nos arrendó el departamento donde nos íbamos a quedar (utilizamos la aplicación Airbnb) nos recogiera del aeropuerto y nos llevara al depa para mostrarnos el lugar y como funcionaban las cosas básicas (como la salida de gas y cocina, el manejo de los grifos de agua caliente y fría, y cómo y dónde se debía botar la basura en el edificio multifamiliar) donde nos estábamos quedando.

Dado que todo el día nos habíamos dedicado a viajar (y encima con la mala experiencia vivida en Calama), estábamos super cansados y con un hambre horrible. Para nuestra suerte, justo al frente del departamento, contábamos con un restaurante de sushis y empanadas, y al costado, con un mini market. Nos duchamos al toque y bajamos para comprar la cena y cosas que íbamos a necesitar en el depa (como agua). Cenamos y nos dispusimos a dormir ya que al día siguiente empezaba nuestro tour a Viña del Mar y Valparaíso.

Nota: Días previos había estado revisando el clima en la aplicación del celular y siempre me daba a entender que hacía frío, así que casi toda mi ropa era de invierno y no de media estación o verano, pero resulta que en el lugar hacía un calor horrible, incluso de noche, así que les aconsejo que siempre consulten con alguna persona local sobre como está el clima.

El tour del lunes iniciaba súper temprano, ya que Valparaíso se encuentra a 1h30m de Santiago de Chile en carro. Tuvimos que despertarnos a las 5:00 a.m. ya que iban a pasar por nosotros a las 6:50 a.m.

En nuestra primera parada, fuimos a el Valle de Casablanca, un lugar que cuenta con alrededor de 20 vinícolas, que producen una gran cantidad de marcas de vinos chilenos. A la entrada, te dan a degustar un vino tinto dulce que sólo se comercializa ahí, llamado Río Tinto. Yo, que no soy tanto de vinos, LO AMÉ, así que compré 4 botellitas pequeñas por 9,900 pesos chilenos.

Vino Río Tinto

Continuando con el viaje, no paramos hasta llegar a Valparaíso. Ahí, además de pasar por las casitas pintadas, nos llevaron a conocer el Puerto de Valparaíso, considerado el puerto con mayor llegada de pasajeros del país y el segundo con mayor movimiento de contenedores. Ahí estuvimos unos 15 minutos y luego fuimos a la zona de casas pintadas. Según nos explicó el guía, el motivo de que Valparaíso cuente con tantas casas pintadas de colores tan llamativos es que antiguamente, las calles y casas no eran nombradas ni enumeradas, por tal motivo, cuando se daba la indicación de cuál era la casa a la que alguien debía de ir, se decía «pasando el cerro (insertar nombre del cerro), la primera casa amarilla». El lugar es bastante pintoresco. Me hubiese gustado poder quedarme más de 15 minutos ahí.

Vista al mar desde Valparaiso
Parte de las paredes y casas pintadas en Valparaíso

La siguiente parada fue Viña del Mar. Pasamos rápidamente por Reloj de las Flores, un reloj jardinizado que se encuentra a los pies del cerro Castillo, frente al balneario de Caleta Abarca, en Viña del Mar. Estuvimos ahí 5 minutos para luego ir al restaurante Club Árabe. Este restaurante tiene una hermosa vista a la playa y debo decirles que la comida es excelente, sin embargo el problema es que sirven poco y es un tanto caro, sin embargo eso no impidió de que pidiéramos lo que queríamos comer y no hacer lo que solemos hacer (pedir lo menos caro).

Reloj de las Flores

Para comenzar, con mi hermano pedimos un Ceviche con la Pesca del Día (en este caso, Reineta) para compartir. Luego, mi hermano pidió como segundo una Lasagna Imperial (esta lasagna tenía mariscos), mi mamá pidió una porción de Congrio Sicilia, acompañado de champiñones y espárragos y yo me pedí unos Fettuccinis en Salsa de Centolla. Los tres platos estuvieron deliciosos y el Ceviche estuvo bastante rico (al menos, supero mis expectativas). Creo que, como he oído muchas veces decir de que la comida en el país vecino no es tan rica, fui pensando que iba a comer horrible pero este restaurante desmintió todo lo que tenía pensado. Comí muy rico pero pagar la cuenta fue lo feo. El costo de este almuerzo (por los tres) fue de 61,160 pesos chilenos (aproximadamente US$ 83.00).

Ceviche de Reineta en Club Árabe en Viña del Mar
Congrio Sicilia
Lasagna Imperial
Fetuccini en Salsa Centolla

Finalmente, pasamos por el Museo Fonck (en Viña del Mar) donde, en el jardín externo, se encuentra una de las estatuas Moai de las Islas de Pascuas. Con esto, se terminó nuestro tour a Valparaíso y Viña del Mar. Regresamos a la capital alrededor de las 7:00 p.m. y nos dispusimos a descansar.

Junto a una de las estatuas Moai de la Isla de Pascua

El segundo día, debido al Paro Nacional, no salimos a turistear, salvo al supermercado que está a 2 cuadras, llamado Líder Express. Fui temprano ya que, por las manifestaciones, los establecimientos cerraban temprano (antes de las 3 p.m.). Compré un par de cosas para traer a Lima y regresé al departamento.

Por la tarde, fuimos a almorzamos en un restaurante que está en la misma cuadra del edificio donde nos quedamos y decidimos que, en esta oportunidad íbamos a elegir para almorzar algo más del país, es por eso que mi hermano y yo nos pedimos 2 porciones de Chorrillana y 1 Completo (en Chile, al pan con hot dog le llaman Completo y viene con col, encurtido y salsa americana). La Chorrillana, a mi parecer, se parecía muchísimo a un lomo saltado, solo que las papas se colocaban como «una cama» y encima la carne salteada con cebolla y tomate, todo acompañado de un huevo frito. Este plato no llevaba arroz. Estuvo bastante rico. Por la noche, como casi todos los locales ya estaban cerrados, me tocó cocinar el menú: Fideos con atún y tomate. Algo tranquilo que no cayera pesado ya que al día siguiente sí nos tocaba tour al Viñedo de Concha y Toro.

Chorrillana de Pollo
Completo

El miércoles, para llegar a tiempo al tour que iniciaba a las 12:50 p.m., salimos del departamento a las 11:15 a.m. Luis, el chico que nos arrendaba el departamento, fue super amable y se ofreció en hacernos el servicio de traslado al viñedo, esperarnos y luego llevarnos a almorzar al Cajón del Maipo, para luego visitar un pequeño pueblito de allá, llamado San José de Maipo.

El tour de Concha y Toro inició a la 1:00 p.m. y terminó a la 1:50 p.m. Con mi familia decidimos contratar el servicio más económico y nos pareció suficiente. El tour lo compramos a través de la misma web de Concha y Toro. En el tour, demás de explicarte sobre la Familia Concha y Toro, mostrarte los terrenos donde se siembre y cultiva las uvas para hacer los vinos, también te cuentan la leyenda de por qué su producto bandera se llama Casillero del Diablo: Cuenta la leyenda que, Don Melchor, dueño de esta vinícola, contaba con una reserva especial, llamada Casillero de Don Melchor, donde guardaba todos los vinos más exquisitos que sólo abría en ocasiones muy especiales. Los hombres del pueblo, al saber esto, robaban constantemente las colecciones de este casillero, por lo que Don Melchor empezó a correr el rumor de que este casillero estaba custodiado por el mismo Diablo. Una noche, unos jóvenes intentaron robar nuevamente cuando oyeron algunas voces y ruidos, lo que hizo que dejaron todo y corrieran despavoridos, desde entonces, este lugar se le conoce como Casillero del Diablo. En este espacio, se encuentran botellas que tienen muchísimos años y que ya no son aptas para el consumo, así como también, botellas “más modernas” que solo se abren en ocasiones especiales, realizadas dentro del viñedo.

En la Casa de Verano de la Familia Concha y Toro
Vino Blanco Casillero del Diablo, Sauvignon Blanc
Casillero del Diablo, bodega especial donde se guardaban los mejores vinos de Don Melchor

Dentro del mismo viñedo, puedes encontrar la tienda de Concha y Toro, donde se puede comprar, a un precio super accesible, vinos Casillero del Diablo. Te lo entregan en cajas que luego puedes meter en tu maleta y no se va a romper.

Luego del tour y las compras, que duraron en total como 1h30m, fuimos a almorzar al restaurante campestre llamado «Casa Bosque», ubicado en el Cajón del Maipo. La comida, muy buena y logré probar el pisco sour chileno (pero le añadí jengibre, no me atreví a tomarlo solo).

Para poder probar un poco de cada cosa, con mi hermano pedimos Mollejas Don Talo (que eran mollejas de res), Costillita de Cordero, Bife de Chorizo, Costillar Ahumado y Salmón al Arriero. Adicional a ello, pedimos Papas Salteadas y Puré de Merquen (con un toque picante). Como les digo, la comida estuvo excelente, sin embargo, al momento de pagar, la cuenta salió 103,750 pesos chilenos (que al tipo de cambio, fue alrededor de US$ 134.49, incluyendo propina) sin embargo, valió completamente la pena porque todo estuvo delicioso y la atención de primera.

Pisco Sour (Chileno) de Jengibre
Mollejas Don Talo
Costillita de Cordero
Costillar Ahumado
Bife de Chorizo
Salmón al Arriero

Para bajar la comida, fuimos a dar un pequeño paseo conocer el pueblito San José de Maipo donde probamos una bebida/postre llamada Mote con Huesillo. Este es un postre muy popular en Chile y se prepara con el mote de trigo, melocotón/durazno, y la bebida es hecha a base de melocotón/durazno y panela/chancaca. Debo decirles que estaba rico y refrescante, ya que se sirve frío. Después de dar una vuelta por la Plaza de Armas de San José de Maipo y terminar mi Mote con Huesillo, regresamos para Santiago, listos para descansar ya que al día siguiente nos tocaba el último tour de este viaje, que era el City Tour.

 Mote con Huesillo

Despertamos ese día temprano ya que el tour nos recogería alrededor de las 8:00 a.m. El tour empezó por el Cerro Santa Lucía, en nos explicaron sobre su arquitectura, la cual ha sido inspirada en la arquitectura europea. Asimismo, dentro del Cerro Santa Lucía se pueden encontrar algunos Totem pertenecientes al pueblo Mapuche (nativos de la zona de Chile y Argentina). Luego de esto, con el carro pasamos por la Plaza de Armas, Casa de la Moneda, el Servicio Postal y terminando en el Mercado Central. Todas las paradas anteriores tuvimos que hacerlas en carro ya que en algunos lugares habían manifestaciones y por un tema de seguridad, preferimos quedarnos en el carro.

Totem Mapuche en Cerro Santa Lucía

El almuerzo lo tuvimos en un restaurante justo afuera del Mercado Central (que es ordenado) llamado «El Galeón». Aquí, al igual que en el restaurante del día anterior, pedimos varios platos para probar: Machas a la Parmesana, Empanada de Langostino y Queso, Arroz Pacífico Galeón (similar a un arroz con marisco pero el arroz con menos color), Pastel de Choclo, Corvina al Ajillo, Reineta a la Parrilla y Papas Salteadas. A diferencia de los demás restaurantes, la comida de este lugar no estaba tan buena, y lo que nos sorprendió mucho fue que dentro del pastel de choclo en Chile le colocan una presa de pollo con hueso. En nuestro caso, nos tocó dos trozos de ala, la parte más gordita. El total del almuerzo fue de 69,762 pesos chilenos (aproximadamente US$ 90.50).

Machas a la Parmesana
Arroz Pacífico Galeón (similar al arroz con mariscos pero con menos condimento)
Pastel de Choclo

Para cerrar nuestro tour por el Mercado Central, hicimos una parada en la «Taberna La Piojera», un bar muy popular ya que aquí venden el famoso trago «Terremoto». El Terremoto es un trago local que contiene vino blanco, helado de piña, granadina y coñac, y tiene un sabor muy fuerte. A las justas logré terminar el mío y con las mismas, salimos a visitar el Parque Bicentenario, inaugurado a raíz del Bicentenario de la Independencia de Chile, en el 2010. Este parque es muy bonito y tiene la opción de poder alimentar a los patos y cisnes que habitan en la laguna.

Taberna La Piojera
El famoso Terremoto

Finalmente, ya de regreso, subimos hasta la parte más alta de la autopista para tener una vista de la ciudad. No pudimos visitar el Cerro San Cristobal ya que por las manifestaciones, toda la semana de mi viaje estuvo cerrado. El total de este tour costó como US$ 53.80, más un adicional que le pagamos al guía parq que nos llevara a conocer el parque Bicentenario y nos esperara.

Como nota personal les digo, si viajan y las cosas están tranquilas (no como en mi caso), les recomiendo que el City Tour lo hagan por su cuenta. Con el sistema de trenes y buses, se podrán mover al toque y gastar muchísimo menos.

Nuestro último día fue destinado a hacer compras. Gracias al Google Maps, descubrimos que en el sentido contrario de nuestra ruta al Supermercado Líder Express, está ubicado el Supermercado Santa Isabel, que para empezar es mucho más grande y tiene cosas más variadas (como no lo vimos desde el primer día). En el supermercado, terminé de comprar las cosas que quería traer a Lima para mi familia y amigos (así como completar lo que sorteé hace unas semanas a través de las redes sociales).

Luego de las compras volvimos al departamento para guardar todo en las maletas (felizmente compramos maletas para la bodega del avión porque definitivamente no nos iba a alcanzar con los carry on). La compra de las maletas me costó US$ 43.65 por el ida y vuelta por cada pasajero (por alguna razón, el regreso estaba más barato, debe de ser porque el vuelo fue directo al regreso).

Ya las maletas listas y en la sala, salimos a almorzar a un restaurante que ya le habíamos echado ojo desde días antes: «La Casa del Chef», restaurante en Santiago de Chile, especializado en Comida Peruana.

Se preguntarán ¿Qué tiene de maravilloso comer comida peruana en Chile?. Les cuento que, cada vez que puedo, intento comer comida peruana en diferentes lugares del mundo para ver que tanto pueden acercarse a la sazón peruana. Hasta el momento he probado comida peruana en California, en Japón (bueno, lo cocinó el tío de Yoshi y su amigo) y ahora en Chile, y debo decirles que superó completamente mis expectativas.

Causa de Langostinos

¿Qué ordenamos? Como queríamos probar de todo un poco, pedimos varios platos: Causa Rellena, Yuca con Huancaína, Chicharrón Mixto, Tacu Tacu con Lomo Saltado, Arroz con Mariscos y Ají de Gallina. De todo lo que probamos, solo la Causa Rellena y la Huancaína no llegaba al sabor de Perú (a la Causa le faltaba un toque más de ají amarillo y limón, y la Huancaína tenía maní, algo que me pareció muy raro), el resto de platos, estuvieron espectaculares, tanto que nos sentimos un ratito en Perú. Para todos mis compatriotas que viven en Chile y extrañan la comida peruana, «La Casa del Chef» es un excelente lugar donde podrán probar comida peruana.

Tacu Tacu con Lomo Saltado
Arroz con Mariscos
Ají de Gallina (con trozos grandes de pollo)

Finalmente, regresamos al departamento listos para regresar a Lima. El vuelo de regreso sí era directo, sin embargo, el Aeropuerto Internacional de Chile es grande y confuso, y las chicas encargadas de asesorar en LATAM estaban más ocupadas viendo sus celulares que no sabían decir otra cosa que «mira los letreros del aeropuerto» cada vez que preguntaba por donde se encontraba migraciones. Pésimo el servicio de LATAM en Chile, algo que me parece muy raro, ya que LATAM es de Chile. Entendería que el servicio debería ser aún mejor.

Muy aparte de esta incomodidad (y la que tuvimos a la llegada en el Aeropuerto de Calama), nuestra estadía en Chile fue excelente. Nuestro Host, Luis, fue realmente amable, hospitalario y super atento, si en un futuro desean conocer Santiago de Chile y no saben donde quedarse, les recontra recomiendo su departamento, el cual es super limpio y muy bonito. A pesar de haber ido en estas épocas en las que Chile se está pronunciando frente a las injusticias del Estado, mi familia y yo nos sentimos muy seguros en la zona donde estaba el departamento, la cual es bastante céntrica. Teníamos restaurantes en la esquina, un mini market justo al frente, 2 supermercados a 3 cuadras a la redonda y una parada de bus a media cuadra del lugar.

De Chile (muy aparte de las manifestaciones y demás. Tuve mala suerte), me llevo lindos recuerdos, esperando en un futuro (espero no tan lejano), poder volver (probablemente en invierno) y poder conocer todo lo que no pude visitar, como Valle Nevado y el Cerro San Cristobal, con su mirador que me han dicho que es espectacular.

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